domingo, 1 de marzo de 2009

Billups vuelve a Detroit en el peor momento

Cualquier aficionado de los Detroit Pistons tiene esta temporada dos fechas marcadas en rojo por razones obvias. Una, el 3 de noviembre de 2008, día en el que Joe Dumars traspasó a Chauncey Billups y a Antonio McDyess a los Nuggets a cambio de Allen Iverson. La otra, el 3 de marzo de 2009, reencuentro de Mr. Big Shot con sus antiguos compañeros y con la que ha sido su fiel afición durante los últimos seis años. El azar ha querido que el MVP de las finales del 2004 llegue a la Motown en plena crisis deportiva y en calidad de rival. Desde que Billups abandonó la franquicia, el equipo está en récord negativo. Tanto es así que el 4 de febrero se cortó una racha de “todo vendido” que duraba desde el 19 de enero de 2004. 350 de los 22.076 asientos con los que cuenta el Palace de Auburn Hills quedaban vacíos. Algo tiene que ver que los Pistons se muevan en el 50% de victorias, cuando en los últimos años han sido un equipo que llegaba con cierta facilidad a los 50 partidos ganados en temporada regular. En el retorno del de Denver, esto no va a suceder. Puede que asistamos a una de las ovaciones más cerradas y unánimes que se recuerden en la historia del Pabellón. Por la retina de los fans de Detroit pasarán todo tipo de imágenes. Aplaudirán a rabiar al base que durante 6 años consecutivos se convirtió en pieza fundamental para llegar a las finales de Conferencia. Corearán el nombre de un jugador que, como en su día declaró Flip Saunders, era el pegamento que hacía que todo funcionase dentro y fuera de la pista. Echarán de menos ese juego que ha hecho que el equipo que dirige actualmente -los Denver Nuggets- haya pasado de no tener aspiraciones de Play Off a liderar su División. Y, por supuesto, se emocionarán cuando vean el abrazo entre Chauncey y sus dos “hermanos”: Richard Hamilton y Tayshaun Prince. Lejos queda el momento en el que Rip y Prince llamaban a la puerta de la habitación del Hilton City Center de Charlotte, extrañados de que Chauncey no hubiera acudido a la sesión de tiro matinal previa al partido contra los Bobcats. Como cuentan las crónicas de aquellos días, allí estaba Billups, sentado en la cama y explicando por teléfono a su mujer, Pipper, por qué se trasladaban a Denver. Con las lágrimas asomando por sus ojos, los 3 compañeros que, en los últimos años, habían pasado juntos la mayor parte de su tiempo se fundieron en un abrazo y evocaron un sinfín de recuerdos compartidos durante unas horas que el propio Chauncey definió como las más largas de su vida. Es muy probable que la reunión se vuelva a repetir, pero las situaciones de unos y otros en la actualidad son radicalmente opuestas. Rip ha vuelto a conocer la sensación de salir desde el banquillo como sexto hombre, aunque en los últimos partidos haya vuelto a la titularidad gracias a la lesión de Iverson. Prince deambula por la pista, alternando partidos malos y mediocres con algún que otro bueno. Y mientras tanto, Smooth ha vuelto al all-star y demuestra día tras día que es uno de esos jugadores que cualquier entrenador querría tener en su equipo.